Saturday, November 06, 2010

Microbuses

Digamos las cosas como son: en Chile, andar en micro es algo que todo el mundo le hace el quite. A penas una familia tenga un poco más de ingreso, se compra un auto. Si creciste en un mundo ABC1 o C2, estás acostumbrado a desplazarte, aunque sea ocasionalmente, en auto.

En Israel es distinto. Y en Jerusalem es MUY distinto. De partida, el estado israelí aplica un impuesto de 113% sobre el valor de los autos, haciendo que el auto más barato del mercado cueste app 8 millones de pesos (y es un auto microscópico). Un auto 4 puertas, con maleta, 15 millones. Un BMW o Audi, desde los 30 millones. Es una verdadera locura.

Ahora bien, en Chile tuve la dicha de tener auto los últimos años, y bajo riesgo de parecer cuico debo decirlo: la idea de andar siempre en micro me parecía atroz. Qué ocurre acá? La vasta mayoría de los Jerusalemitanos anda en micro... y eso obviamente incluye a los que nos encontramos acá sin trabajar y sin ingresos. Pero afortunadamente las micros son bastante más decentes que en Santiago, con aire acondicionado y asientos de tela.

La verdad es que no ha sido difícil acostumbrarse: cuando te das cuenta que todo el mundo alrededor tuyo anda en micro, no representa sufrimiento alguno. Me recuerda los estudios económicos que indican que los pobres en países ricos (ej, EEUU) son más infelices que los pobres de países pobres (ej, Haiti). Qué ocurre? Si bien el pobre de EEUU vive mucho mejor que el pobre de Haití, está rodeado por una sociedad que tiene muchos recursos y comodidades, y esto lo hace sentir infeliz. El pobre en Haití en cambio, tiene solamente pobres a su alrededor entonces es mucho más feliz que sus pares estadounidenses, aunque objetivamente sea más pobre. Moraleja: cuanto uno tiene incide menos en la sensación de pobreza que aquello que tienen (o no) los demás.

A continuación, lo lindo, lo malo y lo feo de lo que me ha tocado arriba de las micros israelíes:

Lindo: Hace unas semanas un señor cuyo oficio era tocar acordeón iba camino a su casa, con su acordeón. Varios pasajeros le pidieron que toque algo, cosa que el no quería hacer "para no molestar", pero después de unos minutos tocó varias canciones judías típicas, alegrándonos a todos el tedioso regreso a casa.

Otra cosa que es genial: es común ver mujeres que andan con dos o tres niños arriba de la micro, uno o dos de ellos en coches de guagua. Estas mujeres tienen un expertise impresionante en subir el coche a la micro y doblaro con una mano, mientras en la otra cargan la guagua y el niño de 4 años se encarga de subir a la micro al niño de 2. Estas mujeres muchas veces le piden ayuda a otros pasajeros, entonces es común que estés sentado y de pronto literalmente te enchufan una guagua, la que debes sujetar, cuidar y amar mientras su madre sube el coche y el resto de los niños y le paga al chofer. Terminado el procedimiento la idea es que le devuelvas la guagua a la dueña.

Lo malo: Si bien esto es fuente de muchas situaciones chistosas, es un poco freaky: Hay mucha gente loca arriba de las micros. Desde la señora (loca) que increpaba a mi esposa por sonarse arriba de la micro diciendo que si se sonaba de nuevo iba a vomitar, hasta una señora rusa bastante mayor (y absolutamente loca) que, con tono amenazante, le dijo a un hombre que ella "por ningún motivo iba a permitir que la agarren y usen su sangre para hacer matzos", haciendo referencia al mito difundido por la propaganda antisemita rusa de que los judíos hacen sus matzos (de la pascua judía) con sangre. Simplemente insólito.

Lo feo: Los atentados suicidas. Gracias a Dios, a leve mejora del conflicto árabe-israelí y gracias a la muralla de protección que separa los territorios palestinos, desde hace algunos años que no hay atentados suicidas arriba de las micros. Sí es común ver jóvenes árabes con actitud desafiante arriba de las micros, que se portan mal, tiran basura y, como me tocó ver hace unos días, le escupían al micrero. Afortunadamente la moda imperante entre estos jóvenes es la de las poleras apretadas y jeans apretados (acompañado de anteojos de marca y cinturón con brillantes). Esta ropa apretada hace evidente que no cargan un cinturón con explosivos de bajo... por eso en el invierno y con ropa abrigada dan más susto. Pero esperemos que siga así la cosa, y no volver como a principio de los 2000 cuando la cantidad de atentados suicidas hizo que muchos Israelíes preferían desplazarse a pie.

En fin, todos los días una pequeña nueva aventura. En vez de vendedores de helados, gomitas para la tuberculosis y las últimas novedades traidas directamente de China, acá hay guaguas, locos y árabes, lo que garantiza un panorama interesante todos los días.

Friday, August 27, 2010

Calor

Lo primero que llama la atención cuando uno llega a Israel en verano es el calor. Y este verano, que ha sido muy caluroso, la cosa era aun peor.

Escena 1

Nos bajamos del avión, rico, calentito, verano... abandonar el "julio más frío en 98 años" en Chile. Pero salimos a la calle, y los 36 grados a la sombra se sienten como si uno estuviera atravesando una masa de alguna sustancia transparente e incolora. Cuesta caminar con el aire espeso, es como cuando caminas dentro de una piscina. Llegamos a la casa, subimos las 4 maletas de 23 kg cada uno a pulso al cuarto piso (gracias DL) y nos alegramos de que en el departamento haga menos calor que en la calle.

Escena 2

En nuestro dulce hogar el dormitorio tiene una característica termodinámica especial: aumenta el calor de afuera. Es decir, mientras afuera hacían 39 grados (revisen accuweather si no me creen!) en la pieza hacía MAS CALOR. Después de un par de horas acostados encima de la cama, con ventana abierta y ventilador prendido, decidimos trasladar los colchones al living, que con 34 grados estaba mucho más fresco. Después de algunos días durmiendo en el living, evaluamos distintas alternativas, como comprar un AC, dormir en la calle o volvernos a Chile. Llegamos a la conclusión que no vale la pena un AC, es charcha dormir en la calle y 3 días en Israel es muy poco, por lo que decidimos quedarnos.

Escena 3

Otra característica interesante de nuestro departamento es que tiene losa radiante. A diferencia de lo que podrían a llegar a pensar, nuestra losa radiante consiste del suelo, las paredes y el techo, todo irradiando calor hacia las habitaciones. Supongo que no hay que pagar por esto, pero tampoco se puede desconectar. Qué pasará en invierno?


Escena 4

Comparo nuestra situación con la de los mineros, que también están a treintaytantos grados. Al menos a ellos les mandarán un sistema de AC pronto. Piñera, ayúdanos!

Escena 5

La ducha de la mañana obviamente es con agua tibia, claro que en Israel en verano el agua tibia sale de la llave de agua fría. El agua caliente? Todavía no prendemos el termo. Quizás podrían vender algo así como un calefont pero que enfríe el agua?


Escena 6

En Israel las micros tienen AC, por lo que uno nunca se quiere bajar de la micro. Decidimos pasar el día arriba de la micro, pero los recorridos no duran más que una hora así que falló el plan. Resignados volvemos a la casa.

Escena 7

Intentamos meternos a dentro del refrigerador, pero pese a ser americano no cabemos los dos al mismo tiempo. Hacemos turnos durante la noche. Se rompe el refrigerador y tenemos que buscar otra solución.

Escena 8

Termina la ola de calor, nuestro dormitorio ya no se parece al centro de la tierra y con cómodos 30 grados y un ventilador al fin podemos dormir.

Buenas noches y bienvenido otoño!

Rombis

Monday, February 01, 2010

Ruta Kosher

Domingo 08:30, LAN

Después de un misterioso upgrade a business me pregunto si la comida kosher es la misma que la de economy. Gracias a Dios no tengo mucho tiempo para pensarlo ya que la joven y atenta tripulante pone, ceremoniosamente, un mantel sobre mi mesita Premium Business. Después me entrega la caja, con una actitud mucho más amable de la que tienen las adolescentes tripulantes de ruta doméstica cuando entregan las insanas cajas de maní con brownie.

La comida es de Shem Tov Kosher (i.e., Ernesto, véase "El Barrio Prometido", revista Paula de hace un mes). Lo primero que llama la atención es la caja. Sus colores brillantes me hacen pensar que quizás esté diseñada para ser encontrada rápidamente en caso de un accidente aéreo (como los chalecos salvavidas, las balsas inflables y las cajas negras). Lo segundo que llama la atención son los motivos "judaicos" de la caja, que me hacen pensar en un díptico de Yad Vashem. Los materiales son bastante ecológicos, dominando el cartón y el resto envuelto en plástico.
Al interior se impone la cantidad y las calorías sobre la houte cuisine. Un correcto sandwich con salmón, un maní salado que aporta las grasas necesarias, un pote de fruta notable. Un queque más bien seco, pero entiendo que la manera indicada de comerlo es vertiendo encima el pote de fruta en conserva. También había una barra de cereal Natural Valley que le daba el toque gringo (claro que la barrita es hecha en Argentina).
En resumen, bastante comida, rica y con suficientes calorías como para soportar un vuelo de Santiago a Marte.

Domingo, 14:00, Sao Paulo
Me acabo de dar cuenta de que si mi vuelo a Sao Paulo llegó a las 12:50 y mi vuelo a Madrid sale a las 18:00 nadie se preocupará de darme almuerzo. Recorro el terminal en búsqueda de comida. Me conformo con una guaraná light y un chocolate.

Domingo, 16:00, Sao Paulo
El hambre vuelve. Intento satisfacerlo con nicotina pero no hay donde fumar. Veo "Lost" y me da envidia toda la comida "Dharma".

Domingo, 18:30, Iberia
Al fin parte el avión y no puedo aguantar más a que llegue la comida. Al rato se acerca una tripulante de Iberia que debe haber comenzado su carrera con los hermanos Wright o al menos en un Zeppelin. "Si es vieja mínimo que sea simpática" pensé... craso error, era tan vieja como era pesada. Me pregunta si acaso soy yo el de la comida kosher. Miro alrededor para ver si le puedo echar la culpa a otro pasajero, pero ninguno de los fornidos brasileros y las escotadas brasileras parecen caer en el perfil del kosher-traveller. Le digo a la octogenaria que sí, yo soy el de la comida kosher. Llego a la conclusión que así empezó la inquisición.

En definitiva la comida me la trae otra tripulante, mucho más amable. Esta comida no venía en caja si no que una bandeja envuelta en plástico. Pero no cualquier plástico, si no que un polímero especialmente desarrollado para la industria kosher que es virtualmente indestructible. Mi comida atrapada adentro del plástico y yo muerto de hambre. Después de un breve forcejeo abrí una apertura "como una aguja" y ustedes conocen el resto. Al interior, más plástico. Una fuente de aluminio envuelta en plástico. Dos sets de cubiertos (de plástico) envueltos en plástico. Un envase de aluminio con el plato caliente. Mientras desenvolvía el plato caliente pensaba en la huella de carbono de mi comida kosher, pero mis pensamientos ecológicos fueron interrumpidos violentamente por el plato caliente perforando mi dedo gordo. Sangre. Mucha. Me corté con al menos una de las tres capas de aluminio. Suspiro. Miro alrededor y veo mucho jamón serrano (y lo que más me atrae es que no viene envuelto en materiales indestructibles o peligrosos). Me duele el dedo.

Pero volvamos a la comida. El plato dice carne con arroz, pero venía tan poca carne que podría haber sido un plato lácteo. Recojo el arroz que se cayó fuera del plato durante mi accidente. Queda algo rojo, por mi dedo sangrante. Pruebo el arroz del plato. Algo seco. Pruebo el que quedó con sangre. Algo mejor. Reflexiono sobre si la prohibición de comer sangre también se aplica sobre la sangre propia.

Después unos tallarines con atún, razonables. Un queque bastante decente. Unas galletas que no me iba a comer. Pensaba en los carbohidratos que había consumido y que seguramente eran suficientes para llegar a Madrir trotando. De pronto abro el postre de chocolate. Lo pruebo y me corren las lágrimas. Adiós tirano-azafata, adiós envases de plástico, adiós huella de carbono, adiós dedo con sangre. El postre de chocolate era maravilloso. Buena textura, buen color, un sabor impresionante. Además el aumento del azúcar en mi sangre hizo coagular mi dedo instantáneamente y me llevó a un trance glicémico que me hizo olvidar todo lo demás. Miro alrededor y veo a todos comiendo fruta. No saben lo que se están perdiendo. Pienso en Rav Dichi (el que certificó la comida). Donde quiera que esté, gracias totales.

Monday, July 27, 2009

Índice de Egocentrismo


El escuchar atentamente es algo que muchas veces no es fácil ni natural de hacer. Una habilidad natural en algunos, aprendida en otros. Pero aprendible y desarrollable para los que no nacimos con ese don.


En esto pensaba hace algunos días cuando, en el cumpleaños de un amigo, me senté a conversar con una mujer. Ella era bastante simpática, parecía inteligente, bonita. Hablaba bastante, cosa que en general no me molesta siempre y cuando venga de la mano de la capacidad de escuchar. Es decir, si habla mucho y sabe escuchar, bien. Si habla mucho y no escucha, mal. Tan simple como eso.


La cosa es que después de media hora de conversa yo creo que yo podría haber redactado su currículum mejor que ella misma, así como enumerarle muchas de sus cualidades, sus cosas virtudes y defectos. Y todo esto con detalles. Es decir, la mejor foto que se puede sacar de una persona en sólo media hora. Recordemos que hay una sola chance para causar una primera impresión, y ella estaba aprovechando el tiempo!


Si bien me daba cuenta durante este proceso que la conversación giraba sólo en torno a ella, yo pensaba que era una buena oportunidad de ejercitar mis skills de active listening, empatizando, haciendo preguntas, profundizando, cuestionando, etc…Y resultó en una conversación relativamente profunda dada la ambientación: al cabo de 45 mins cada uno emprendió su camino.


Y ahí surgieron los cuestionamientos: Efectivamente la conversación giró prácticamente todo el rato acerca de ella? O será percepción mía? Quizás me concentré tanto en escuchar que no me di cuenta cuándo la conversa era acerca de mí? Estaré algo perseguido con el tema? Quizás no me abrí yo? En fin, todo tipo de cuestionamientos sicoanalíticos interesantes pero quizás superfluos.

La respuesta a mis inquietudes de si era ella la egocéntrica o yo el enrollado llegó algunos días después cuando nos hicimos amigos en Facebook.


Facebook es impresionante: efectivamente el perfil de Facebook dice bastante acerca de la persona. Si antes eran los ojos el espejo del alma, hoy por hoy es Facebook. Fue en ese momento donde tuve una verdadera revelación, un insight casi profético que me mostró que ella definitivamente era una persona egocéntrica.


Ante tamaña inspiración tuve que validar mi hipótesis: hice una pequeña comparación con una muestra aleatoria. Tomé 10 amigos de Facebook, revisé sus perfiles y señores, mi teoría tiene validez científica.


Así que ahí va: Cuantas más fotos de perfil (“profile pictures”) acumula una persona, más centrada es en sí misma. Así de simple. Cuantas más fotos de perfil tiene una persona en Facebook es un reflejo de cuánto le importa si mismo. Y ojo que no hablo acerca de una “sana autoestima” o algo así, si no que de puro ego y poca capacidad de empatizar y/o interesarse por el resto. Podría ir más allá y insinuar que existe una correlación (inversamente proporcional) entre la tranquilidad espiritual de una persona y la cantidad de fotos de perfil que tiene en Facebook… pero eso sería ir demasiado lejos ;)


La evidencia científica: en mi muestra aleatoria de 10 personas cada una tenía entre 1 y 16 fotos de perfil, todos salvo 2 personas tenían menos de 10 fotos y la mayoría tenía menos de 5 fotos.

Es decir, en promedio la gente tiene 3 o 4 fotos y uno que otro con 10. Y claro, mi nueva amiga era la comprobación empírica para mi teoría… la variedad de fotos de perfil que evidenció su egocentrismo.


Así que, estimados lectores, si bien no creo que Facebook sea la verdad revelada creo q a ratos puede aportar información de quién es una persona.


Algo que me falte? Ah sí… cuántas fotos de perfil tenía esta persona?


Tan sólo 62 fotos. Juzgue ud mismo.

Saturday, March 14, 2009

Todo lo que puede salir bien va a salir bien

A veces tengo la sensación algo metafísica de que las cosas siempre tienen que resultar. O que se dará aquel escenario poco probable que quiero que se dé. O que no ocurrirá esa cosa mala que es casi obvio que va a pasar. Podríamos llamarle ego, o una visión desconectada de la realidad, o cualquier sinónimo “no bueno”.

De eso conversaba con Dani cuando estábamos caminando hacia el paradero de micro, para tomar el bus de vuelta a la ciudad vieja. Eran las 22:30, por lo que pasan muy pocos buses… Dani me advierte de ello y nos aprestamos a una larga espera de al menos media hora. Estábamos retomando el tema del exceso de confianza en la realidad, y de quizás es una cosa media sagitariana-egocéntrica el creer que todo lo bueno y poco probable siempre pasa, de que el fondo mutuo va a subir cuando uno lo compra, de que en la prueba van a preguntar la pregunta que estudiaste… pero justo cuando íbamos llegando al paradero pasó el bus así que no pudimos seguir conversando.

Terrorismo I

Efectivamente Israel no es el país más seguro del mundo. Muchos estaban sorprendidos de que venía de vacaciones para acá. Suena como ir de vacaciones a Iraq. O Afganistán.

Pero la verdad es que la realidad es muy distinta. En el día a día no se nota mucho temor. Si llaman la atención las medidas de seguridad: detectores de metal a la entrada de estaciones de buses, malls y cualquier lugar donde se aglomera mucha gente. Todo el día se ven en la calle jóvenes que están haciendo el servicio militar, yendo o vininendo con sus M16 al hombro. Algunos con lanzagranadas. Otros con una 9mm. Es raro estar rodeado de mucha gente armada.

Pero por otro lado es tranquilizador. Si en Chile uno entrara a un McDonalds y viera a un tipo en la fila con una pistola al cinto a vista y paciencia de todos, o una pistola en el bolsillo trasero de su pantalón “guardada pero se nota que está”, llamaría a los pacos y saldría corriendo. O al revés: saldría corriendo y llamaría a los pacos. Pero acá no. Mucha gente anda armada pero es netamente defensivo: gracias a la gente armada que hay en las calles muchos ataques terroristas son interrumpidos a tiempo. La semana pasada un árabe israelí manejando una retroexcavadora atacó un auto de policía. Lo levantó y tiró por los aires. Rápidamente fue abatido por un transeúnte armado y su pistola 9mm. Un soldado que iba pasando abrió fuego con su M16. Y después lo que hace que este país sea único: llega una ambulancia de la “Estrella de David Roja” (equivalente al SAMU), toma al terrorista palestino, intenta reanimarlo y se lo llevan a un hospital para intentar salvarle la vida. Si uno en Chile se enoja cuando el gobierno derrocha nuestros impuestos en, por ejemplo, Ferrocarriles del Estado, ¿cómo nos sentiríamos aquí, donde nuestros impuestos son destinados a intentar salvarle la vida a alguien que intentó asesinar a un israelí por el mero hecho de ser judío?

Mucha gente se escandaliza y dice que deberían dejar que ese terrorista se muera. Yo creo que el hecho de intentar salvarle la vida hasta a ese terrorista es un aspecto fundamental en esta ancestral lucha entre palestinos e israelíes: salvarle la vida al terrorista es prueba viviente de la diferencia moral entre israelíes y palestinos, mudo testimonio (sin CNN ni BBC) de que no todos los seres humanos valoran la vida de la misma manera.

El día en que nos dejen de importar las vidas de los palestinos habremos caído en la misma miseria moral que ellos… esa miseria moral es incompatible con el judaísmo, y siendo el judaísmo la razón de ser del Estado de Israel se habrá acabado también la razón de ser de Israel.

Purim

Esta semana fue Purim, la fiesta más loca del calendario judío y la única donde uno tiene la obligación (discutible) de tomar alcohol. Fue bastante sicodélico: caminamos disfrazados desde la ciudad vieja hasta la casa de nuestro anfitrión, acompañados de una guitarra y dulces para los niños. Caminamos por una hora y media a través de todo Jerusalem, guitarreando y cantando… prometo no reírme más de los evangélicos. Además el disfraz de avestruz verde de un amigo llamaba mucho la atención por lo que todos se sacaban fotos con nosotros… nosotros (todos latinos) éramos la atracción turística, y no los judíos jasídicos con sus turbantes de terciopelo.

Almorzamos donde un rabino argentino y estuvimos asintóticamente cerca de que la fiesta se descontrolara. Es decir, lo pasamos excelente y un poco más hubiera sido un exceso.

Me impresiona mucho lo poco paranoicos que son los israelíes. El día anterior fuimos al centro a pasear, donde había una multitud adolescente disfrazada, pasándolo bien y haciendo escándalo. Todo bastante sano salvo los petardos. En un país donde los atentados terroristas no son hechos tan aislados, jugar con petardos entremedio de una multitud definitivamente requiere tener guata. Cientos de personas apretujadas, alguien tira varios petardos, suena como ruido de metralla y nadie se inmuta… los policías y soldados siguen mirando impávidos. Supongo que sólo aquí puede pasar esto.

Sunday, March 08, 2009

El Airbus A380 y la Autoestima

 

En el vuelo a Frankfurt hojeé la revista de Lufthansa. En ella, entrevistaban a un ingeniero alemán de 71 años que es considerado el “padre del Airbus A380”, que es y será probablemente para siempre el avión de pasajeros más grande jamás construido. Es decir, este ingeniero era el artífice de una de las obras de ingeniería más asombrosas del mundo de hoy, un proyecto que duró 10 años y significó el trabajo conjunto de miles de personas en varios países. Un avión para 600 personas, que revolucionaría la aviación comercial.

Un logro del que cualquiera de nosotros (o nuestras madres) estaría muy orgulloso.

Pero lo que me llamó la atención estaba al final de la entrevista. Muchas veces estas entrevistas abarcan lo profesional y lo privado, comenzando con lo ingenieril y terminando con lo íntimo.  Es así como en los  últimos párrafos, donde le preguntan acerca de su vida “privada”, el periodista se manda la siguiente frase: “En la vida real, Manfred le dedica el tiempo sus 10 nietos y pasa mucho rato con ellos, es aficionado de la música clásica y de preocuparse de su jardín de rosas”

Me llamó mucho la atención el término que usa el periodista para hablar de su vida privada: en vez de “vida privada” dice “en su vida real” o “en su vida verdadera”

Después de hablar varias páginas de este fantástico avión deja todo aquello fuera de su “vida verdadera”, y habla de sus nietos, la música y las rosas.

La primera moraleja es que los idiomas y cultura afectan la manera en que percibimos la realidad: si en castellano hablamos de la “vida pública” vs. “vida privada”, la única diferencia entre ambas cosas es el ámbito, no su importancia ni su valor relativo para nosotros. En cambio si hablamos de “vida” y “vida verdadera”, inconscientemente le asignamos más valor a las cosas que pertenecen a la segunda categoría.

La segunda moraleja es que, como todo en la vida, acá no hay absolutismos: es cada uno el que hace la división entre lo púbico y lo privado, entre la “vida” y la “vida verdadera”, entre el avión más grande del mundo y los nietos, la música y las rosas. Por eso es muy importante dónde trazamos esa línea de qué somos y qué consideramos parte de nuestra “vida verdadera”: cuanto más afuera esté esa línea, cuanto más cosas externas abarque mayor será nuestra dependencia en ellas para definirnos como personas. Y eso nos dejará en una situación muy vulnerable, ya que las cosas externas están fuera de nuestro control y pueden derrumbarse en una fracción de segundo. Si dependemos de esas cosas externas nos derrumbaremos junto a ellas cuando éstas desaparecen.

La tercera moraleja es que el que algo parezca menos material no necesariamente significa que pueda ser parte de la “vida real”. Las cosas inmateriales, como el cariño por las rosas o el gusto por la música, también pueden ser sólo cosas externas. Pero cómo pueden entonces existir cosas trascendentes a través de lo material Y de lo inmaterial? Quizás lo permanente no es el avión o, si no que el haber superado el desafío de hacerlo volar. No son sus nietos, si no que todo lo que a ellos les ha entregado. No son sus rosas, si no el esfuerzo y la dedicación invertidos en cultivarlas.

El avión más grande del mundo comenzó a volar hace un año. Dada la crisis económica y la volatilidad del precio del petróleo, es aún muy temprano para decir si es que ese avión fue un éxito o no. Quizás en 10 años más el proyecto sea catalogado como el mayor fiasco de la historia de la aviación, ya que aviones así de grandes son absolutamente inservibles y lo que se necesitan son aviones chicos. Quizás el avión y sus creadores serán mirados como visionarios equivocados, como profesionales que le dedicaron su “vida” al desarrollo de algo que no sirvió para nada.

Pero aunque eso pase, ese ingeniero podrá vivir feliz pensando en los desafíos superados, el tiempo dedicado a sus nietos, su música y sus rosas. 

Tuesday, March 03, 2009

Parte 1

Es raro despertarse un día lunes y no ir a trabajar (ni ir a la sinagoga, la otra razón para no ir a trabajar un día de semana en caso de alguna festividad judía). Es peor aun saber que tienes un viaje de muchas horas por delante y que estas “perdiendo” vacaciones!

En el aeropuerto había una cola gigantesca, producto de que el vuelo de TAM a Sao Paulo es en un Boeing 777, lo que equivale a ni más ni menos que 365 pasajeros (Es el avión más grande que sale de Chile, ergo, era la fila más larga de Chile). A bordo no estaba mi comida kosher. Me indemnizan con una vegetariana. Definitivamente es peor ser vegetariano que kosher! 3 horas y algo después aterrizamos en Sao Paulo, lugar donde tuve el placer de correr por el aeropuerto para alcanzar mi vuelo, cosa que hice en último minuto y empapado en sudor. El avión era un Jumbo 747 de Lufthansa, lo que me trajo recuerdos de infancia viajando (a veces solo) a ver a mi familia en Alemania. Tuve que echar a 2 personas de “mis” asientos (la mujer de Lufthansa me dio un asiento y bloqueo el de al lado, cosa que hacen con personas que tienen un sobrepeso importante… estaré muy gordo?? O estaba tan sudado??) Al igual que en mis vuelos de la infancia NO tenía comida kosher, la diferencia es que ahora no era por falta de fé si no que por falta de coordinación. Por suerte los tallarines eran vegetarianos, lo que junto a una cerveza y una ligera dosis de benzodiazepinas me permitió conciliar el sueño.

Obviamente mi maleta no hizo la conexión a Frankfurt y se quedó en Sao Paulo. Es que los brasileros son demasiado despelotados para tener una línea aérea! Mejor dejémosle eso de tener aerolíneas a los gringos. O a los alemanes. O incluso a los chilenos! Que los brasileros planten café y críen ganado mejor. Y que cuiden las playas.

Quería intentar quedarme una noche en Frankfurt, así que fui al counter de El-Al, donde ocurrió el primer milagro de este viaje: me atendió una chilena! Partimos con “shalom”, ella optó por seguir en alemán, después pasamos al español y terminamos hablando chileno. Que iba a hacer todo lo posible para que pueda quedarme una noche. Que no me preocupara por mi maleta.

Pero a veces pese a que todo parece indicar que las cosas resultan nos topamos con que “el pulento” tiene otros planes: multa de cientos de euros si me quiero quedar, problemas varios etc… desmotivado enfrenté al oficial de seguridad de El Al, tratando de convencerlo que es absolutamente normal tener 3 pasaportes. No, no sé por qué mis papás se quisieron ir de Israel cuando yo era bebé. No, no hablo bien hebreo. Sí, voy por turismo. No, nadie me mandó ningún encargo explosivo (Espero que sea así, mamá/Brenda/Patty si no tendré un problema).

El avión de El Al por su puesto no estaba en un gate, si no que en un rincón abandonado de la pista de aterrizaje, rodeado de pasto crecido y policías alemanes premunidos de armas automáticas.

Estaba un poco frustrado arriba del avión, sin poder haberme quedado en Alemania, sin maleta y con esa sensación de que en realidad no entiendo mucho hebreo, no tengo tanto en común con los israelíes y los encuentro más bien insoportables.

Pero, como muchos sabrán, parte importante de los decaimientos de un hombre se pueden solucionar con comida. Toda la comida en El Al es kosher, por lo que por fin iba a comer algo del reino animal nuevamente, y ojalá algo que antes de ser faenado caminara en 4 patas. Pero el punto de inflexión de mi estado de ánimo lo logró el sobrecargo: me saluda y me ofrece una cesta con pitas calientes. Cojo una y la unto en un pote de hoummus que venía en la bandeja… y de pronto los israelíes ya no eran tan pesados, la ensordecedora música que brotaba de los audífonos de mi compañero de asiento ya no me molestaba tanto, encontré menos grave que el avión esté lleno de rusos… en fin, ya nada era tan terrible. Así como en esa película de Adam Sandler, no hay nada que el hoummus no pueda solucionar. El sol se comienza a poner a nuestras espaldas y el piloto anuncia el comienzo del descenso a Tel Aviv. O eso creo al menos, ya que lo dice en hebreo.